Sabemos cómo impactan las energías renovables en el medio ambiente
Actualizado: 7 ene 2021
El desarrollo de las energías renovables se ha convertido en el principal aliado (Acuerdo de París, 2015) para combatir el cambio climático y el impacto que éste está teniendo sobre el medioambiente. Es ahora cuando tenemos a nuestro alcance una de las más importantes soluciones para reducir la huella de carbono y aumentar la resistencia a las consecuencias del cambio climático, limitando así sus efectos devastadores sobre nuestro entorno. ¡Veamos cómo impactan cada una de estas energías!
Mientras que las energías no renovables o fósiles (gas natural, carbón, petróleo) están siendo agotadas a tal velocidad que se hace imperativo tomar medidas para reparar el daño que causan en nuestro ecosistema, las nuevas generaciones y su actual encuentro con las energías renovables arroja una luz de esperanza por cuanto son la mejor opción para mejorar la calidad de vida en nuestro ecosistema. El modo en que hemos entendido la explotación de esos recursos naturales, ha llevado a una sobreexplotación cuyas consecuencias se reflejan en el medioambiente (hábitats de flora y fauna desaparecidas), suelos degradados o tierras erosionadas, menos bosques y consecuentemente más contaminación CO2, en definitiva, un modo de vida insostenible que afecta nuestra calidad de vida por el daño que infringe en el medio.

Es por ello que las energías renovables son una clara apuesta como fuentes de energía limpias, inagotables y crecientemente competitivas a las que las industrias deben adaptarse para combatir uno de los principales problemas que tenemos actualmente: el cambio climático provocado por los gases de efecto invernadero. Ahora bien, ¿realmente estas energías son tan abundantes y limpias como para no afectar al medioambiente? Vamos a ver cuáles son esas energías y cómo afectan a nuestro entorno (aguas, flora y fauna) y al ecosistema en general.
Energía solar fotovoltaica y su huella medioambiental
Sin lugar a dudas, la energía solar es la estrella como fuente de energía limpia y renovable. Su impacto sobre el medio ambiente puede tildarse de muy positivo al no usar recursos naturales agotables y con un margen de contaminación inapreciable relacionado con la fase de producción de las placas solares.
Gracias a la radiación electromagnética del Sol, la energía es transformada en energía eléctrica o térmica a través de sus correspondientes placas solares térmicas y fotovoltaicas. Así es como reconducimos en nuestro beneficio una energía solar capaz de abastecer de forma global el consumo energético de nuestro planeta. Y esta es, actualmente, la forma más óptima de reducir nuestra dependencia de la red eléctrica, posicionándose la energía solar como la mejor alternativa para los próximos años en cuanto a energías renovables se refiere. Pero ¿Cuáles son esas ventajas?
Es modular, dado que su instalación permite ampliar las instalaciones una vez terminadas.
Un sistema fotovoltaico no contribuye al efecto invernadero al no generar emisiones contaminantes CO2.
No genera ningún tipo de ruido, a diferencia de los generadores de energía eléctrica convencional (menos ruido que la mayoría de electrodomésticos).
No hace uso de otros recursos naturales como el agua o las masas forestales, evitando así cualquier tipo de residuo al medioambiente.
Disponible en todo el planeta, su montaje, principalmente se reduce a las cubiertas o tejados de los edificios por lo que su impacto en el paisaje es mínimo. Incluso en el caso de los grandes huertos o parques solares en cambio, a diferencia de otras formas de generar energía, resultan poco invasivas.
Los paneles solares ¿emisiones nocivas?
El principal material del cual se hacen los módulos es el silicio, no obstante, su fabricación implica previamente la extracción de materia prima como el cobre, aluminio, acero. Si centramos la atención en el silicio, observamos que se obtiene de la arena, un elemento abundante en la naturaleza con una vida muy larga y que adecuadamente combinada en las celdas puede llegar a producir energía solar hasta 30 años.
Por lo tanto, podemos destacar que los paneles solares son económicos, estables y eficientes. Eso sí, no hay que olvidar que, tras este tiempo, los paneles fotovoltaicos deben ser reciclados -permiten ser reciclados en un 90%-, sí reciclados, con lo cual en esta fase también se está contribuyendo a reducir todavía más el impacto de la energía solar sobre el medioambiente.

Esta eficiencia evolutiva en el aprovechamiento energético, está llevando a mejoras tecnológicas, como es el caso de la micro tecnología desarrollada para producir celdas solares en silicio y perovskita capaces de absorber más luz y de producir más electricidad.
Con lo expuesto, podemos concluir que la energía solar no genera contaminación directa por las sustancias propias de los paneles, por lo que tiene bien merecida la fama de ser una energía limpia, capaz de coexistir en perfecta armonía con el medioambiente.
La energía eólica ¿Cuál es su impacto?
Nuevamente estamos ante una energía que no produce gases tóxicos ni contribuye al efecto invernadero; tampoco genera residuos peligrosos, por lo que ayuda indirectamente a reducir la huella de carbono. Si bien la energía eólica de los aerogeneradores utiliza la fuerza del aire para abastecernos de energía, este modus operandi no está exento de determinados daños colaterales que pasaremos a analizar a continuación.
Los grandes aerogeneradores y sus efectos negativos se notan en el suelo, la flora y la fauna del lugar donde se instalan -afectan la vida de los animales salvajes, principalmente de las aves-. El impacto que supone el giro de las palas provoca cambios en la presión atmosférica, alterando así el hábitat de estos animales, por no hablar del impacto visual y acústico que ocasionan los aerogeneradores y las partes mecánicas de sus turbinas.

Su notoriedad en el suelo también resulta evidente por las enormes extensiones de terreno que requieren estos aerogeneradores, si bien la propia orografía del terreno delimita en mayor o menor medida las distancias que deben guardar los aerogeneradores.
Y por último, hay que comentar las emisiones que, como es normal, conlleva su fabricación, transporte, mantenimiento y desinstalación de estos dispositivos de ingeniería, aunque en su favor hay que indicar que esta incidencia o impacto es amortizada en pocos meses, por lo que se puede afirmar que es una clara alternativa a los combustibles fósiles.
La energía hidráulica ¿contribuye al efecto invernadero?
La energía hidráulica es una energía renovable que se obtiene a partir de las turbinas instaladas en las presas hidráulicas. Es la más común en España, siendo un recurso natural que convenientemente encauzado puede ser utilizado para otros fines.
Aunque no contribuyen al efecto invernadero, el encauzamiento de los ríos y embalses acaban por tener efectos adversos en el medioambiente al alterar el paisaje natural, incidiendo en la biodiversidad, calidad de las aguas y capas freáticas, además de las grandes inversiones económicas que requiere su construcción y mantenimiento.
Pero también hay que recalcar a su favor que, además de ser una energía renovable, es reutilizable, cuya producción se puede flexibilizar en función de la demanda energética, así como estable por cuanto depende de un recurso (agua) previamente acumulada en los embalses y cuyo coste de generación es económico.

Al igual que las anteriores, también está en la línea de las energías respetuosas con el medioambiente en cuya obtención no se generan residuos.
La energía mareomotriz ¿resulta invasiva?
Estamos ante una energía inagotable, estable y cuyo rendimiento es predecible. Procede de las mareas y cuyo funcionamiento es similar al de un parque eólico, eso sí, bajo el mar. Por lo tanto, estamos ante una serie de centrales o infraestructuras que convierten la energía de la marea en electricidad. Estas plantas mareomotrices, aprovechan la marea mediante un sistema de alternadores que generan una carga eléctrica para poder ser utilizada en forma de energía eléctrica o mecánica. Una vez sabemos en qué consiste este tipo de energía, ¿Qué efectos genera en el ecosistema?
Con independencia de las grandes inversiones iniciales que requieren y de una instalación que suele tardar años en construirse, bien es cierto que generan un impacto visual o paisajístico cerca de las costas donde se ubican, además de que las construcciones -diques- modifican el suelo marítimo. A eso hay que añadir que aproximadamente estas presas mareomotrices son capaces de producir energía durante unas 10 horas diarias y que la cantidad de energía obtenida depende en gran parte del movimiento del mar, no siendo apto cualquier zona marítima para este tipo de emplazamiento.

El enfoque positivo de este tipo de energía se centra en su gratuidad durante la producción, carencia de gases de efecto invernadero, la no utilización de otros combustibles adicionales para su funcionamiento y el bajo mantenimiento de las instalaciones.
La energía geotérmica y las emisiones de gases tóxicos
El aprovechamiento del calor interno de la Tierra ofrece grandes ventajas, aunque minorar su impacto en el ambiente requiere de una adecuada planificación de las instalaciones de exploración y explotación.
Es considerado como uno de los recursos más amigables con el medioambiente, además de ser considerado como energía renovable y cuya gran ventaja radica en que su abastecimiento no depende de condiciones climáticas ni fluctuaciones estacionales.

Las emisiones de gases invernadero son casi nulas por lo que no puede considerarse del todo limpia. El peligro radica en los fluidos profundos y sus emisiones (ácido sulfúrico, azufre), dado que estas pueden ser tóxicas o afectar a la flora y fauna del lugar. En este sentido, la evacuación de agua de desecho puede conllevar un problema en el medioambiente cuando contiene alto contenido mineral.
El impacto medioambiental de la biomasa
La biomasa utiliza la materia orgánica como fuente energética y, aunque se trate de una energía renovable, no es del todo limpia (genera gases de efecto invernadero). Su procesamiento requiere de calderas donde el material es consumido poco a poco, y generando, a su vez, cenizas que pueden ser usadas posteriormente como abono.
Puede ayudar a mantener limpios los bosques -importante fuente de biomasa- y de esa forma, coadyuvar en la prevención de incendios, contribuyendo al mantenimiento de los bosques o al reciclaje de desechos industriales o residuos agrícolas -arroz, café, caña de azúcar, maíz, remolacha, estiércol de animales.

En definitiva, podemos contemplar que, a pesar de las emisiones, no contribuye de manera significativa a aumentar el nivel de contaminación.
Conclusiones sobre el impacto positivo de las energías renovables sobre el medioambiente
Si bien la energía solar es la más limpia y la que menos afecta al entorno, en general todas ellas tienen como objetivo ser respetuosas con el medioambiente, al contrario de lo que sucede con los combustibles fósiles. También ha quedado demostrado que dichas energías renovables se obtienen de recursos inagotables de la naturaleza y por lo tanto son ilimitadas. Además, hay que añadir el efecto positivo que tienen sobre nuestra salud dada la baja producción de residuos durante su explotación.
Por otro lado, desde una perspectiva económica ayudan a desarrollar la economía de la zona permitiendo desarrollar tecnologías propias, siendo la prueba más clara la implantación de estas en nuestro hogar (Paneles solares fotovoltaicos). Y por supuesto, crean más empleo que las energías renovables.
Los avances tecnológicos nos han abierto las puertas a una nueva forma de generar y consumir energía, una energía sostenible, que apoya al medioambiente y mantiene una lucha férrea contra el cambio climático. Ahora depende de cada uno de nosotros que energía es la que queremos consumir.
¡Nunca antes lo tuvimos tan fácil! Contribuir a la sostenibilidad de nuestro planeta y modo de vida es cosa de todos.
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